Ayudemos a los niños a pedir ayuda
Pensar que nuestro hijo o hija puede estar sufriendo tanto ciberacoso (acoso en las redes) como en el centro educativo puede ser aterrador, y buscar un enfoque para responder ante estos casos es confuso y complicado. Cada caso de acoso en línea o en el colegio es único, ya que pueden tomar rumbos muy diferentes: desde mensajes malintencionados a la distribución de información personal, pasando por la publicación de fotografías comprometedoras, la provocación y el rechazo por parte de un grupo o una conversación en línea.
El ciberacoso y el bullying son cuestiones que los padres deben tratar con sus hijos antes de que lleguen a producirse los incidentes. Una educación coherente que establezca límites y fomente conversaciones abiertas y sinceras os permitirá resolver estos problemas juntos, al mismo tiempo que os da margen para intervenir cuando detectéis indicios de cualquier posible caso de acoso. Lo ideal sería que mantuvierais estas conversaciones cuando vuestro hijo o hija pase de la escuela primaria a la secundaria, o cuando se le dé acceso a su primer smartphone.
Todos los padres estarán de acuerdo en que limitar el tiempo que los hijos pasan frente a la pantalla es probablemente uno de los mayores retos a los que se enfrentan en la actualidad. Existen formas de controlar sus actividades en línea, pero la clave es mantener una relación sólida y de confianza con ellos; mostrar una actitud abierta y comprensiva puede suponer una gran diferencia en el aprendizaje y el desarrollo de los más jóvenes. Por esto es tan importante demostrarles que nos importan, que estamos interesados en sus vidas y que siempre estaremos a su lado, pase lo que pase.
Solo teniendo la certeza de que valoramos lo que tienen que decir y siempre que os comuniquéis con ellos de forma positiva y sin juzgarlos, empezarán a desarrollar la confianza y las habilidades interpersonales, y aprenderán a recurrir a vosotros cuando necesiten ayuda y consejos. No olvides que la confianza es una cuestión mutua, y ello se hará más evidente a medida que vuestro hijo o hija crezca, así que intentad estar disponibles siempre que necesite apoyo, atención o ayuda.
Si acuden a vosotros con preguntas o inquietudes, dedicadles tiempo para que puedan hablar, intentad no decir "no" a todo lo que pueda infringir vuestras normas y, sobre todo, hacedles saber que no se meterán en problemas. Esto les dará la oportunidad de gestionar sus emociones, de hablar sin miedo y de sentirse escuchados y comprendidos.
Del mismo modo que los adultos, los niños también padecen tristeza, estrés y depresión, de modo que está en manos de los padres darles la confianza para alzar la voz y no tener miedo. Necesitan de esa confianza para poder expresar sus sentimientos y emociones, lo que al mismo tiempo les permitirá afrontar una situación difícil de una forma saludable, y así poder pedir ayuda cuando la necesiten.
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